Las ventosas son usada en muchas partes del mundo desde hace muchos años por nuestros ancestros para tratamientos diversos, tales como : resfriado, tos, asma, celulitis, contracturas musculares, dolores diversos de espalda, dismenorrea, parálisis facial, entumecimiento de los miembros, mordeduras de serpiente.
Estas deben ser aplicadas por personal especializado.
Las Ventosas tradicionales pueden ser de cristal, de bambú, de cerámica o de arcilla.
Las ventosas modernas pueden ser de plástico con bomba de aspiración, con pera de goma o magnéticas. Las ventosas se pueden aplicar de varias formas, pueden dejarse retenidas o fijas, pueden quitarse y ponerse rápidamente, pueden moverse una vez aplicadas, se pueden sacudir, girar…
Una de las opciones consiste en colocar las ventosas y dejarlas inmóviles sobre la piel entre 10 y 15 minutos.
Otra opción, consiste en hacer deslizar las ventosas por la espalda mientras se mantiene el efecto ventosa. Para ello, antes de colocarlas, se aplica aceite sobre la piel para lubricarla y facilitar los movimientos. Esta segunda opción es tan agradable como un masaje, aunque a veces, llega a dolor.
La aplicación de ventosas fijas habitualmente deja una marcas circulares en la piel, son hematomas provocados por la succión. La sangre y las toxinas han aflorado a la piel. Estas marcas desaparecen en una semana.
La aplicación de ventosas provoca
• Efecto revulsivo (inflamación externa para quitar un problema interno)
• Efecto relajante muscular.
• Efecto analgésico.
• Hiperemia local.
• Eliminación de factores patógenos externos, sobretodo frío y humedad.
• Activación de la circulación de sangre.
• La aplicación de ventosas estimula el metabolismo.
• Regulan el sistema nervioso.
• Aumentan las defensas.
• Mejoran los tendones.
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